sábado, 17 de diciembre de 2011

confessions.

Part I.
Oh, algunas veces se me va de las manos. 
Algunas veces pierdo el rumbo y creo que no lo voy a volver a encontrar sola. Algunas veces quiero pensar como piensan los demás, algunas veces creo que tengo que ser bipolar. Algunas veces se me olvida hasta como suelo pensar yo, algunas veces sólo siento terror. Algunas veces sólo necesito soledad, a la luz de unas velas, pero me da miedo tener que recordar. Algunas veces sólo me quiero distraer, pero nunca sé cómo lo tengo que hacer. 
Algunas veces sólo siento odio, algunas veces quiero explotar, algunas veces quiero que el mundo explote y algunas veces no sé lo que quiero. Algunas veces todo es un caos, algunas veces todo es perfecto. Algunas veces pienso que en realidad la vida es una mierda (de una forma maravillosa), pero que hay que vivirla porque sería peor no vivirla.
Algunas veces se me viene todo encima, una avalancha de cosas, un mundo tan grande para un ser tan diminuto como mi persona. Algunas veces pierdo los estribos, algunas veces rompo promesas, algunas veces querría ser perfecta... Algunas veces no sé qué hacer, algunas veces me siento encerrada, algunas veces quiero gritar, algunas veces quiero llorar, algunas veces quiero salir y algunas veces quiero hacer todo eso a la vez. Algunas veces pienso que estoy loca, algunas veces me quiero estrujar el corazón.
Algunas veces se me va verdaderamente la pinza, no sé cómo seguir y acabo desastrándolo todo más. 
Oh sí, definitivamente... Algunas veces se me va de la mano.
Se me va, pero a lo bestia. 

† † †


Part II.
El odio no sirve para nada, pero en el momento en el que odias crees que sí. En el momento en el que odias sientes alivio, porque al odiar, al proyectar tu rabia y tu ira en contra de esa persona, haces algo. Mantienes ocupada tu mente. 
El odio en el fondo te corrompe por dentro, pero en un momento de rabia te da igual. Sólo quieres odiar, odiar y odiar, le deseas la muerte, no quieres verle jamás y te alivia pensar todo eso. Te satisface, por un momento. 
Pero es un vicio, porque del odio sólo puede nacer más odio, es un círculo vicioso y eterno que no acabará nunca.
Mantén la cabeza clara, la mente fría. Piensa y solucionarás todo lo que se te venga encima.
El odio da asco, nunca llevó a ninguna parte, sólo sirve para un breve momento, pero eso es como las drogas: Lo peor es después de que se te pase el efecto.
No, no sucumbas al odio.


† † †


Part III.
Deja que el viento corra por tu pelo, que alborote tu flequillo, deja que el agua caiga por tus mejillas, que purifique tu alma. Deja que la hierba envuelva tu ser, respira el fresco olor del bosque. Deja que la nieve aclare tu mente, limpie tus pensamientos. Deja que el sol caliente tu nueva vida, deja que las bellas flores perfumen tu cuello. Deja que el trigo suavice tu tacto, acaricie tus manos, cure tus heridas. Deja que el fuego alimente tus ganas de vivir, de luchar por lo que quieres. Deja que la tierra te de firmeza, para que no pierdas el suelo bajo tus pies. Deja que el hielo limpie tu aliento, para no mirar atrás.
VIVE. 

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