take me down to the paradise city...

Quedan dos semanas. 

Mañana, empiezo las dos semanas de exámenes, la última semana de clase. 

Dije, en una entrada previa a esta, que no me iba a poner nerviosa. No, no estoy nerviosa, pero las ganas de que acabe todo aumentan. Y mirándolo bien, ni siquiera ha empezado para que ya tenga ganas de que acabe xD

Pero hoy me he enterado de una cosa que me ha hecho muy feliz: Mi hermano me lee aquí. Significa muchísimo para mí, porque desgraciadamente no hablamos mucho y saber que de esta forma mantenemos el contacto, me gusta. Ay Periko, todo lo que te echo de menos... Cada vez que suena el teléfono (aunque sea a horas indecentes para mí, un fin de semana por la mañana) y veo que eres tú, tendrías que ver cómo se me iluminan los ojos y en seguida me sale una sonrisa. Te quiero muchísimo. (Tenía que decirlo, antes de desvariar en cursiladas varias.)

Recapitulando en mimente toda la conversación que he tenido con él, me he quedado con una cosa. Está totalmente seguro que conseguiré lo que me propongo, refiriéndose a poder ir a la Universidad en Madrid. Me ha chocado esa confianza plena y la seguridad con la que me lo ha dicho. No es que empiece a dudar ahora, pero las cosas están difíciles y... no sé, tal vez también influye el "irás a donde puedas ir" que escucho continuamente. ¿Y qué pasa con el "irás a donde quieras ir"? Yo tengo la -¿inocente?- confianza de que si uno se propone algo y cree en ello con la suficiente fuerza y apoyo de los suyos, lo intenta de todas las formas posible, lo puede conseguir.
Por eso, quiero darte las gracias, Periko. Y no sólo a él, a todos los que confiáis en mí, diciendo que puedo lograrlo. Yedra, Gala, Sarit. Sabéis que me refiero a vosotras.
Tengo miedo de fallar. De tener que quedarme estancada aquí, de no poder hacer lo que quiero. Y vosotros sois amor, diciéndome que sí puedo.

Cheers!

Por todo esto, y por todo lo que aún nos queda.