Un torrente muy diverso de sentimientos me ha estado inundando estos últimos días: un abismo en mi interior, soledad, impotencia, controversia, agobio, apatía, y después una tranquilidad momentánea, tal vez un instante de felicidad, para después volver a ser reemplazado por las ganas de estar sola.
Mi soledad se divide en dos tipos: Uno, la soledad voluntaria, la que me hace evadirme del resto del mundo en una habitación, la que me hace estar en mi mundo y me protege del mundo exterior. La otra soledad es aquella que causa la distancia. Me siento sola al no poder estar con todas aquellas almas que tanto me importan, que siento tan cerca de mí, pero en realidad están demasiado lejos.
Eso me lleva a la impotencia: Impotencia de no poder estar ahí, pero también impotencia debido a la situación actual (a la que he dedicado varias entradas de este blog). El ver como está el mundo, y no poder hacer nada en contra... Porque, mirándolo bien, soy un único ser, un alma insignificante, no puedo cambiar todo este caos yo sola.
De todas formas, quiero intentarlo, no quiero quedarme de brazos cruzados, haré todo lo posible, porque estoy segura de que no estoy sola. Y si lo estoy, despertaré a más gente. Esa controversia entre creer que uno es una simple gota en el océano y al mismo tiempo no querer serlo es frustrante.
A su vez, la controversia me lleva a un agobio asfixiante, de querer hacer algo ahora mismo, incitar una revolución, pero no poder al no tener aún los medios para ello. Me exaspera, si algo tengo claro es que no quiero seguir viviendo en este mundo, en esta sociedad corrompida y controlada. Pero como lo que sí quiero es vivir, porque lo que más aprecio en esta vida es la misma vida y mi libertad, sobre todo mi libertad, siento esa necesidad de promover un cambio. Como sea.
Del agobio de no poder hacer nada, eventualmente llego a la apatía. Finalmente, siempre viene un momento donde pienso: Si da igual, si no voy a poder conseguir nada. ¿Para qué esforzarme? Es demasiado tarde. Disfruta del momento mientras puedas. Disfruta de tu vida. Ahora que aún puedes.
Me tranquilizo, me olvido de todo. Disfruto. Me alegro, soy feliz por un momento. Son esos momentos que paso con mis amigos, o con mi familia, que me hacen sentir feliz, me hacen olvidarme de todas mis preocupaciones y paranoias.
Pero llega la hora en la que volvemos al principio, porque este torrente de sentimientos no es más que un círculo vicioso: Vuelvo al estado donde no quiero estar con nadie, solo quiero estar sola.
Y me evado. En mi burbuja, mi cobijo, mi cueva.
So come in my cave.
Cheers.
No hay comentarios:
Publicar un comentario