jueves, 14 de febrero de 2013

Home, sweet home...

Buenas noches, queridos lectores.

Hoy vengo a hablar de algo que seguro que todos los que estudiamos fuera de casa estamos añorando ahora mismo: la comida en casa. Tu casa. No mintáis, es todo genial y fantástico lo de vivir solito o compartir piso y todas esas cosas, PERO A LA HORA DE COMER... ¿quién no prefiere tener la comida preparada cuando te levantas, o cuando vuelves de la uni? 
Ese plato de macarrones, o esa paella los fines de semana, o ese cocido tan delicioso ahora que hace frío, recién hecho, esperando a que te sientes para comértelo...
O tal y como está la economía, seguro que también os ha pasado que la nevera no está tan llena como debería, o que te has olvidado de comprar galletas, o leche... ¡Eso en tu casa no pasa! ¿A que no?

Esta entrada no va en plan "soy una vaga y no me gusta cocinar" o "ya podría estar mi madre cocinando aquí para mí", porque aunque sea una vaga (que eso no lo desmiento) me encanta cocinar. 
Con esta entrada quiero agradecerle a la familia que hemos dejado unos cuantos kilómetros atrás todo ese tiempo que dedicaron a cuidarnos y mimarnos cuando éramos pequeños, y que siguen cuidándonos ahora cuando volvemos. Si fuera por ellos, nunca nos habríamos ido de casa. Quiero agradecerles que a pesar de eso nos dejaron marchar para madurar, para saber qué es la vida, pero siempre recordándonos de que estarían ahí, dispuestos a ayudarnos en lo que necesitásemos. 

Hablando ayer con mi casera, ella justo me dijo eso: Es cuando dejas ir a tus hijos, que maduran. Es cuando aprenden a vivir. Y sí, es verdad. Es mi segundo año viviendo fuera de casa, y la verdad es que las veces que he vuelto a Alzira a casa, he vuelto con más ganas que el año pasado. Sólo por unos días, quería desconectar de la vida y estar otra vez tranquila, volver a ese mundo idílico en el que no tenía preocupaciones como comprar lo suficiente y no gastarse mucho dinero, comprar lo suficiente para no quedarte corto de comida un domingo, hacer la cena y la comida del día siguiente porque tienes clase a las tres de la tarde y comes en la facultad, y al mismo tiempo lleva al día todas tus asignaturas y mantén tu habitación y la casa limpia y aún ten tiempo para estar con tus amigos... Todo eso, semana tras semana. 

Ay, la vida de universitario...

Pero es lo que hay, y yo no lo querría de otra forma.
xx  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sonic Screwdriver